Hace ya casi 10 años que junto a mi amigo Christian Fuentes trabajamos nuestra tesis de pregrado a partir de los libros “Inventado la empresa del siglo XXI” y “Creando Organizaciones para el futuro” de Fernando Flores, fueron reiterados los cafés y conversaciones, sentados en el piso del patio central de nuestra vieja Universidad, conversando, interrumpiéndonos, nuestras lecturas de Heidegger, Wittgenstein, Austin y Searle, y Maturana, y de cómo Flores lograba una interesante síntesis de estas lecciones y las plasmaba al mejoramiento de las organizaciones. El siglo XXI –expresaban nuestras síntesis - exigirá a las organizaciones y sus líderes el desarrollo de nuevas competencias para enfrentar un entorno más diverso, complejo y con una ciudadanía más exigente. La comunicación es una capacidad necesaria, no sólo para transmitir efectivamente, para interactuar, sino para crear nuevos contextos, nuevas realidades en nuestros contextos comunitarios
Desde allí nos lanzamos a escribir, no pararon los intentos de mejorar nuestros conversaciones en nuestras respectivas organizaciones públicas, luego vinieron los cuestionamientos, en especial sobre los fundamentos ontológicos del rediseño de Flores, “..la conversación es acción, con capacidades y competencias que permitan la transformación, la creación de espacios que hacen habitable una relación, una comunidad, conversar es transformar, el lenguaje no es objetivo, es construido..” ¿ acaso esta construcción del lenguaje no es una forma de reobjetivarlo? Frente al poder constituidor del lenguaje, de su transformación nos olvidamos por un momento que las conversaciones también tenían que ver con el poder, la fuerza, el conflicto, “con las máquinas” parafraseando en jerga de militante de partido político.
Después de muchos años releo a un Fernando Flores, Senador de la República, que frente los casos de corrupción y mal utilización de fondos públicos, declara inaceptabilidad a las lealtades mal comprendidas, a la utilización de fondos públicos para otros fines que no sean el desarrollo social de sus destinatarios, en fin, a la política que pasa por encima de los otros. Cuestiona las defensas corporativas y suspende su militancia en el Partido por la Democracia, principal entidad política afectada por las acusaciones de corrupción por mal uso de fondos públicos.
Las instituciones públicas chilenas, no obstante, sus propias realidades y especificidades comparten una serie de problemas, pero también desafíos y oportunidades comunes a tiempo de fortalecer. En este espacio si la totalidad de la ciudadanía desea abordar los temas que son cruciales para que la buena gestión pública, es altamente improbable que esto último no se traduzca en mejor calidad de vida de las personas.: seguridad, salud y educación.
La construcción de equipos de gobierno cohesionados y efectivos es una tarea prioritaria para el buen gobierno prometido por la Presidenta Bachelet .Este esfuerzo necesitará el acompañamiento de liderazgos, no preocupados de aclarar facturas fantasmas, o exigir mentiras de parte de quiénes componen sus equipos, sino de aquellos preocupados por servir al país y su desarrollo, y en ese aporte me sumo –y reencuentro- con el ejercicio del liderazgo público de Fernando Flores, de reconstruir la confianza de las conversaciones ciudadanas frente al ejercicio del trabajo público, no tengo dudas que en un contexto en el que se releve la existencia en el ejercicio público de una corrupción de estilo ético que estaría generalizada, y que va más allá de si alguien se quedó con dinero o no, no dejará de convertirse es una oportunidad para el país.
Flores ha expresado que el primer compromiso lo tiene uno con la verdad, Ya no es posible que a cada una de las denuncias se responda que se trata solamente de un error o de mala suerte. No se conoce el caso de ningún país que haya logrado avanzar sustancialmente en la profundización de la democracia, la transición al desarrollo y la superación de la pobreza sin una adecuación profunda y real de aparato estatal, el estado no sólo es una poderosa herramienta para la movilización de recursos, sino también de voluntades e intereses de los diversos actores que componen nuestra sociedad, Flores lo sabe y creo, apunta a un tema a largo plazo : El desafío en la perspectiva de mejorar la calidad de nuestra democracia y de sus instituciones.
Al habla
ver www.fernandoflores.cl
Desde allí nos lanzamos a escribir, no pararon los intentos de mejorar nuestros conversaciones en nuestras respectivas organizaciones públicas, luego vinieron los cuestionamientos, en especial sobre los fundamentos ontológicos del rediseño de Flores, “..la conversación es acción, con capacidades y competencias que permitan la transformación, la creación de espacios que hacen habitable una relación, una comunidad, conversar es transformar, el lenguaje no es objetivo, es construido..” ¿ acaso esta construcción del lenguaje no es una forma de reobjetivarlo? Frente al poder constituidor del lenguaje, de su transformación nos olvidamos por un momento que las conversaciones también tenían que ver con el poder, la fuerza, el conflicto, “con las máquinas” parafraseando en jerga de militante de partido político.
Después de muchos años releo a un Fernando Flores, Senador de la República, que frente los casos de corrupción y mal utilización de fondos públicos, declara inaceptabilidad a las lealtades mal comprendidas, a la utilización de fondos públicos para otros fines que no sean el desarrollo social de sus destinatarios, en fin, a la política que pasa por encima de los otros. Cuestiona las defensas corporativas y suspende su militancia en el Partido por la Democracia, principal entidad política afectada por las acusaciones de corrupción por mal uso de fondos públicos.
Las instituciones públicas chilenas, no obstante, sus propias realidades y especificidades comparten una serie de problemas, pero también desafíos y oportunidades comunes a tiempo de fortalecer. En este espacio si la totalidad de la ciudadanía desea abordar los temas que son cruciales para que la buena gestión pública, es altamente improbable que esto último no se traduzca en mejor calidad de vida de las personas.: seguridad, salud y educación.
La construcción de equipos de gobierno cohesionados y efectivos es una tarea prioritaria para el buen gobierno prometido por la Presidenta Bachelet .Este esfuerzo necesitará el acompañamiento de liderazgos, no preocupados de aclarar facturas fantasmas, o exigir mentiras de parte de quiénes componen sus equipos, sino de aquellos preocupados por servir al país y su desarrollo, y en ese aporte me sumo –y reencuentro- con el ejercicio del liderazgo público de Fernando Flores, de reconstruir la confianza de las conversaciones ciudadanas frente al ejercicio del trabajo público, no tengo dudas que en un contexto en el que se releve la existencia en el ejercicio público de una corrupción de estilo ético que estaría generalizada, y que va más allá de si alguien se quedó con dinero o no, no dejará de convertirse es una oportunidad para el país.
Flores ha expresado que el primer compromiso lo tiene uno con la verdad, Ya no es posible que a cada una de las denuncias se responda que se trata solamente de un error o de mala suerte. No se conoce el caso de ningún país que haya logrado avanzar sustancialmente en la profundización de la democracia, la transición al desarrollo y la superación de la pobreza sin una adecuación profunda y real de aparato estatal, el estado no sólo es una poderosa herramienta para la movilización de recursos, sino también de voluntades e intereses de los diversos actores que componen nuestra sociedad, Flores lo sabe y creo, apunta a un tema a largo plazo : El desafío en la perspectiva de mejorar la calidad de nuestra democracia y de sus instituciones.
Al habla
ver www.fernandoflores.cl
No comments:
Post a Comment