Innovando en la sala
Por Carlos Osorio. Profesor Universidad Adolfo Ibáñez
Revista Qué Pasa Julio 2007
Esta vez les presentaré una experiencia concreta y cercana: tres grupos de estudiantes trabajando para hallar soluciones innovadoras a diversos problemas propuestos. Los resultados son alentadores. ¿Conclusión? Se puede aprender a innovar y también se puede enseñar a hacerlo.
Esta columna es distinta. En vez de revisar casos de innovación, hablaremos de cómo aprender a innovar.
Muchas veces he escuchado: "No se puede aprender a innovar en la universidad". Acabo de terminar mi primera versión de lo que llamamos el Taller de Innovación Tecnológica en la Adolfo Ibáñez (UAI). Los resultados han sido sorprendentes ¿Estoy siendo autorreferente? Puede ser, pero dos razones lo justifican. Primero, la importancia que ha tomado la innovación en Chile y la escasez de capital humano calificado en el tema obliga a compartir los logros. Segundo, la ausencia de los "procesos de innovación" en el debate nacional hace que, dada su importancia, sea necesario destacarlos.
¿Qué son los procesos de innovación? Son la tecnología de "cómo innovar". Son procesos estructurados de desarrollo que nos permiten generar un número mayor de innovaciones de manera consistente y predecible. Nos ayudan a focalizar el caos natural de los procesos de investigación, invención y creación para obtener resultados con mayor probabilidad de éxito de mercado.
¿Por qué son importantes? Porque si una empresa no posee procesos estructurados, la generación de nuevos productos, servicios y modelos de negocios resulta más de la "suerte" de encontrarlos, que de la "habilidad" para generarlos.
En este contexto, la idea del taller fue crear competencias en innovación en alumnos de quinto año de Ingeniería Industrial. El curso se dividió en tres grupos, cada uno con un desafío distinto. José Antonio Barriga, national technology officer de Microsoft Chile, fue suficientemente valiente para proponer uno que, por acuerdos de confidencialidad, no podremos especificar en esta columna. La UAI propuso resolver problemas de localización que se suscitan en sus sedes sin utilizar señalética. Uno de los alumnos propuso resolver problemas de administración de cuentas para microempresas.
El foco fue generar capacidades de tormenta de ideas, creación de prototipos y ciclos de diseño y prueba de procesos con el fin de aprender a manejar cuatro variables críticas: complejidad, ambigüedad, incertidumbre y riesgo asociados a una innovación.
Para esto, nos concentramos en tres áreas: (i) aprendizaje mediante fallas, (ii) diseño de procesos de desarrollo y (iii) gestión de redes de desarrollo.
Las primeras sorpresas llegaron temprano: los alumnos comenzaron a generar ideas excelentes, a partir de sesiones de brainstorming que sobrepasaron las 80 ideas por hora. Aprendieron a manejar algunas de las variables críticas mediante prototipeo y la utilización de las fallas como herramienta de verificación de hipótesis.
¿El objetivo? Saber lo antes posible que podía NO funcionar.
Pero las mejores sorpresas llegaron al fin de semestre. Los tres grupos aprendieron a innovar y generaron productos o identificaron oportunidades que antes no existían. La solución creada por los alumnos que tomaron el desafío de José Antonio será presentada en una cumbre mundial de Microsoft a mediados de julio. El grupo que trabajó en la solución de manejo administrativo y contable de microempresas tiene un modelo que puede ofrecer computador y software a precios un 50% inferiores a las alternativas actuales de mercado. Y el grupo que desarrolló el sistema de localización generó un concepto de "Location Awareness" de alto potencial de negocios.
Lecciones: una nueva manera de enseñar, aprender e innovar
Los resultados, aquí resumidos, son impresionantes y alentadores. Se puede aprender a innovar, y se puede enseñar a hacerlo. Sin embargo -nos dicen- que dado el mundo actual, hay que revisar la manera tradicional de enseñar ingeniería y negocios en Chile. No es sólo una nueva manera de enseñar, sino de aprender, y que ataca las principales razones detrás del fracaso de empresas establecidas frente a la innovación: cultura, inercia cognitiva y de acción que les impide ver, cambiar y adaptarse. Si se puede aprender a innovar ¿Qué está esperando?
Esta columna es distinta. En vez de revisar casos de innovación, hablaremos de cómo aprender a innovar.
Muchas veces he escuchado: "No se puede aprender a innovar en la universidad". Acabo de terminar mi primera versión de lo que llamamos el Taller de Innovación Tecnológica en la Adolfo Ibáñez (UAI). Los resultados han sido sorprendentes ¿Estoy siendo autorreferente? Puede ser, pero dos razones lo justifican. Primero, la importancia que ha tomado la innovación en Chile y la escasez de capital humano calificado en el tema obliga a compartir los logros. Segundo, la ausencia de los "procesos de innovación" en el debate nacional hace que, dada su importancia, sea necesario destacarlos.
¿Qué son los procesos de innovación? Son la tecnología de "cómo innovar". Son procesos estructurados de desarrollo que nos permiten generar un número mayor de innovaciones de manera consistente y predecible. Nos ayudan a focalizar el caos natural de los procesos de investigación, invención y creación para obtener resultados con mayor probabilidad de éxito de mercado.
¿Por qué son importantes? Porque si una empresa no posee procesos estructurados, la generación de nuevos productos, servicios y modelos de negocios resulta más de la "suerte" de encontrarlos, que de la "habilidad" para generarlos.
En este contexto, la idea del taller fue crear competencias en innovación en alumnos de quinto año de Ingeniería Industrial. El curso se dividió en tres grupos, cada uno con un desafío distinto. José Antonio Barriga, national technology officer de Microsoft Chile, fue suficientemente valiente para proponer uno que, por acuerdos de confidencialidad, no podremos especificar en esta columna. La UAI propuso resolver problemas de localización que se suscitan en sus sedes sin utilizar señalética. Uno de los alumnos propuso resolver problemas de administración de cuentas para microempresas.
El foco fue generar capacidades de tormenta de ideas, creación de prototipos y ciclos de diseño y prueba de procesos con el fin de aprender a manejar cuatro variables críticas: complejidad, ambigüedad, incertidumbre y riesgo asociados a una innovación.
Para esto, nos concentramos en tres áreas: (i) aprendizaje mediante fallas, (ii) diseño de procesos de desarrollo y (iii) gestión de redes de desarrollo.
Las primeras sorpresas llegaron temprano: los alumnos comenzaron a generar ideas excelentes, a partir de sesiones de brainstorming que sobrepasaron las 80 ideas por hora. Aprendieron a manejar algunas de las variables críticas mediante prototipeo y la utilización de las fallas como herramienta de verificación de hipótesis.
¿El objetivo? Saber lo antes posible que podía NO funcionar.
Pero las mejores sorpresas llegaron al fin de semestre. Los tres grupos aprendieron a innovar y generaron productos o identificaron oportunidades que antes no existían. La solución creada por los alumnos que tomaron el desafío de José Antonio será presentada en una cumbre mundial de Microsoft a mediados de julio. El grupo que trabajó en la solución de manejo administrativo y contable de microempresas tiene un modelo que puede ofrecer computador y software a precios un 50% inferiores a las alternativas actuales de mercado. Y el grupo que desarrolló el sistema de localización generó un concepto de "Location Awareness" de alto potencial de negocios.
Lecciones: una nueva manera de enseñar, aprender e innovar
Los resultados, aquí resumidos, son impresionantes y alentadores. Se puede aprender a innovar, y se puede enseñar a hacerlo. Sin embargo -nos dicen- que dado el mundo actual, hay que revisar la manera tradicional de enseñar ingeniería y negocios en Chile. No es sólo una nueva manera de enseñar, sino de aprender, y que ataca las principales razones detrás del fracaso de empresas establecidas frente a la innovación: cultura, inercia cognitiva y de acción que les impide ver, cambiar y adaptarse. Si se puede aprender a innovar ¿Qué está esperando?
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