Sunday, July 08, 2007

¿Un nuevo trato?


¿Un nuevo trato?

| por Jorge Navarrete | Opinión | La Segunda | 05.07.07 | Tags: Casen, Política, Desarrollo.

La polémica en torno a la veracidad de los resultados de la encuesta Casen es una demostración inequívoca del deterioro de nuestra convivencia política. Más allá de las razonables dudas en torno a ciertas cuestiones metodológicas, lo que hemos presenciado en las últimas semanas es un deliberado esfuerzo por minimizar, menospreciar o simplemente desconocer ciertos logros que deberían ser motivo de alegría y esperanza para todos. De continuarse en esta lógica, ¿qué vendrá después? ¿Las cifras de desempleo o las de crecimiento económico?

Los datos que entrega la encuesta Casen no sólo son una noticia alentadora, sino que también el resultado de una forma de hacer políticas públicas que, más allá de las diferencias entre Gobierno y oposición, respondía a un espíritu olvidado en estos días: que la superación de la pobreza es una tarea de todos y sus logros no constituyen el patrimonio exclusivo de nadie. Negar la evidencia de los resultados es tanto o más mezquino que presentarlos como el fruto del esfuerzo de unos en desmedro de otros.

La necesidad de recuperar un espíritu constructivo, que aliente la colaboración en las tareas de largo plazo, se hace hoy más indispensable que nunca. El haber acortado nuestro período presidencial a cuatro años —amén de los traumas que generó en nuestra élite gobernante la implementación del Transantiago— pudiera constituir el germen de una tentación nefasta para el desarrollo de cualquier país: la resistencia a pensar o implementar iniciativas que trasciendan a la administración de turno.

Se trata de una tarea difícil. No hay gobernante en el mundo que se muestre indiferente ante la posibilidad de ser reconocido por sus éxitos o —cuestión consustancial a la actividad política— que no sucumba ante la tentación de instrumentalizar dichos logros con fines electorales. Más todavía, es evidente que dicha situación se agudiza en presencia de escenarios de gran confrontación política, donde nadie se da tregua, ni menos se reconocen los aportes del adversario.

La posibilidad de reeditar un nuevo trato entre Gobierno y oposición, referido a acciones y programas que vayan en directo bienestar de los ciudadanos más necesitados, y cuyos resultados pudieran exhibirse en el transcurso de las próximas tres décadas, contribuiría a tener una política pública de mayor calidad en su impacto y de mayor generosidad en su evaluación. Al contrario de lo que en ocasiones se insinúa, no se pretende esconder o minimizar nuestras diferencias, como tampoco de acallar las legítimas críticas de la oposición o de restar atribuciones al Ejecutivo en la cotidiana y difícil tarea de gobernar. Se trata, simplemente, de entender que toda acción relevante para el desarrollo del país toma tiempo y requiere sumar la mayor cantidad de voluntades.

Los datos de la última encuesta Casen también mostraron que, pese a todo lo avanzado en estos años, la pésima distribución del ingreso se mantiene casi intacta. La receta para superar esta injusticia es vieja y conocida: hay que crecer más y redistribuir mejor. He aquí nuestros dos mayores desafíos para el futuro. Por una parte, más innovación en educación, tecnología y desarrollo productivo; y, por la otra, una política pública orientada a la mejor protección social de los ciudadanos. Sospecho que la única forma de tener éxito en estas tareas es asumiéndolas de forma conjunta, donde todos contribuyan al esfuerzo, pero también participen de los reconocimientos.

Fuente: www.lasegunda.com

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